jueves, 12 de noviembre de 2020

LOS SIETE RAYOS

El estudio de los Rayos es el estudio de la Cosmología Metafísica. La Voluntad Divina traducida en emanaciones cósmicas, impulsa a toda la Creación dentro de un programa maestro. El estudio de los Rayos representa una oportunidad de penetrar en los misterios de los planes divinos. El estudio de los Rayos y sus manifestaciones en la naturaleza es una de las piedras angulares sobre la que se construye el gran edificio de la filosofía espiritual. Entender la multiplicidad en la unidad, es uno de los grandes misterios que se revelan al hombre cuando ha alcanzado un cierto grado de comprensión acerca de los Rayos. 

La base del estudio de los Rayos es comprender que Dios es Uno, pero la Vida Una se manifiesta en la diversidad. La naturaleza de nuestro Universo es septenaria. Dios, el Creador Supremo se expresa mediante siete cualidades que son los Siete Rayos Cósmicos y cada uno posee un color particular. Los Siete Rayos son siete diferenciaciones del Gran Rayo Cósmico, efectuadas dentro del Ser de nuestro Logos Solar. La Chispa Divina, Yo Soy la Mágica Presencia, procede de nuestro Logos Solar y tiene la potencialidad de todos los Rayos, y cada Chispa Divina, Yo Soy, está coloreada por el atributo especial de uno de los Rayos. 

La Jerarquía de Maestros que forman el Círculo Consciente de la Humanidad Solar o Gran Fraternidad Blanca, son los hermanos mayores que en el recorrido de regreso a su Fuente Divina, han alcanzado algunos pasos más que el resto de la humanidad, por tal razón la Jerarquía delinea el sendero de retorno al Padre. La Jerarquía tiene una séptuple función que obedece a la naturaleza misma del Logos Solar, quien siendo la síntesis del Logos Galáctico, trabaja a través de siete oleadas secuenciales de energías con cualidades diferentes, cuyos ciclos se repiten una y otra vez desde el principio de los tiempos hasta el final de los mismos. 

La séptuple función de la Jerarquía Espiritual forma siete departamentos que desarrollan una labor múltiple e integral para dirigir los destinos de la humanidad. La humanidad forma una amalgama de seres que vibran con cada una de las siete grandes energías, aunque no reciben de una manera pura la inspiración de alguno de los Rayos porque no están entrenados. Los seres humanos vibran en diferentes frecuencias, se armonizan o se desarmonizan con cada uno de los Rayos, todavía no emiten la nota adecuada que les permita identificarse con el Rayo al que pertenecen, y todo esto dificulta la labor que Shamballa viene desarrollando como centro transformador de las energías de los Siete Rayos a nivel planetario. 

Las escuelas espirituales buscan intensificar la Chispa Divina de los hombres, a fin de que armonicen su personalidad con alguno de los Siete Rayos y así puedan trabajar en colaboración con alguno de los Directores de los Rayos, y en su momento puedan sumarse a las filas de los servidores conscientes de la Luz. 

Las oleadas de energía que recibe el planeta Tierra hacen que la sociedad busque alcanzar mayores niveles de armonía o de conocimiento. Todos los grandes acontecimientos sociales de la humanidad, desde los bélicos hasta los artísticos, religiosos o científicos, no son sino el eco de las diferentes oleadas de energía que ocasionan movimientos planetarios y crean reacciones en los niveles intuitivos y emocionales de la humanidad. 

La Gran Fraternidad Blanca es la receptora de la Voluntad Divina proveniente del Logos Solar y su función abarca no solo la esfera de actividad humana, sino la de cada uno de los reinos que habitan este planeta. Así como existe una Jerarquía de Maestros para la humanidad, existe otra para cada uno de los reinos y juntos forman el Gran Concilio que trabaja para hacer una realidad la Voluntad Divina en el Planeta Tierra. 

Para comprender cómo trabajan los Rayos en la humanidad debemos saber que los Rayos son energías, y las energías tienen vibración. Estas energías impregnan los cuerpos mental y astral de los seres humanos de acuerdo con sus grados de sensibilidad, luego descienden al cuerpo etérico y finalmente al físico. Estas energías no son otra cosa que átomos de luz, los cuales producen pensamientos, impulsos, motivaciones, emociones y sentimientos en las neuronas cerebrales. El cerebro entonces responde generando asociaciones acordes a esos átomos de luz que encarnan la Voluntad Divina. Dichas asociaciones representan para el hombre, ideas nuevas, impulsos nuevos, y se traducen en acciones que buscan materializar lo que antes fue dado en ideas y que representa la Voluntad Divina de esa hora. 

Aunque los individuos no perciban como las energías de los Rayos trabajan sobre toda la humanidad, gran porcentaje de ella empieza a dirigir sus pasos hacia el cumplimiento de la Voluntad Divina. Aunque este proceso parece lógico y sencillo, se complica cuando la Tierra se ve agitada por mares de pasiones derivadas de algún movimiento bélico, alguna crisis económica o alguna situación política que pueden hacer tensa las relaciones entre los países. Las mareas astrales y mentales provocadas por las personas son como pequeñas olas que producen efectos sobre las arenas y las rocas. Las mareas cósmicas de los Rayos llegan como olas grandes, sin embargo son menos frecuentes y su efecto es diferente. Si bien las mareas astrales y mentales afectan mucho la conducta del ser humano, las mareas cósmicas tienen un efecto lento pero más definitivo. De la combinación de ambas se producen los acontecimientos que marcan la historia de la humanidad. 

En este momento solo un pequeño grupo de hombres son capaces de tomar las energías de los Rayos y dirigirlas conscientemente hacia acciones concretas acordes al Plan Divino; estos hombres trabajan con la Gran Fraternidad Blanca, son las mentes iluminadas que trabajan muchas veces desde el silencio, evitando cualquier contacto con la sociedad que pudiera desviarlos de su labor. Trabajan en los niveles mentales y muchas veces físicamente en la Tierra. Algunos de ellos llevan una vida pública y son los líderes de la humanidad. Todos ellos son los guardianes del Plan Divino que cuidan las semillas que el Padre viene sembrando desde el principio de los tiempos, y que serán la bendición de la humanidad al final de ellos. 

Muchas otras personas simplemente perciben la naturaleza de los Rayos y sienten cuáles deben ser las acciones correctas en ese momento histórico. Estas mentes también iluminadas, aunque inconscientes de que existe un Plan Divino, trabajan como instrumentos de Dios y sus acciones son las que van escribiendo las páginas del libro de la historia y van acercando a la humanidad hacia el reconocimiento de la Voluntad Divina. 

La mayoría de los seres humanos son inconscientes de las energías de los Rayos, sin embargo, sus pasos van detrás de los líderes que perciben lo que debe hacerse. Estas masas aunque ignorantes de la energía que reciben, siguen las tendencias que marcan las energías cósmicas. Y así toda la humanidad, como una gran colectividad va cumpliendo paso a paso los designios divinos y el Plan Maestro sigue adelante. 

Cada Rayo encuentra eco en algunas cuestiones de la humanidad y su manifestación en la Tierra tiene que ver con el grado de sensibilidad que los seres humanos han alcanzado en su presente etapa de evolución. Asimismo, la sociedad que determina la expresión que cada Rayo tomará al momento de manifestarse, las reglas de la moral, las condiciones políticas y el status cultural influyen para lograr una mayor o menor expresión del Rayo. 

La historia que la humanidad va escribiendo es una serie de efectos que los distintas Rayos van teniendo sobre la psiquis del hombre. Cuando la historia es estudiada desde sus causas, el significado oculto de los movimientos de los pueblos toma el verdadero sentido, entonces es fácil observar que las revoluciones no son fortuitas. Los movimientos sociales que tienen que ver con el arte, con la economía, con la vida pública y privada, son también explicables desde el mundo de las causas de los Rayos Cósmicos. El grado de cultura de un pueblo determina la forma en que se manifiesta determinado Rayo, igualmente la presencia en cierto lugar de algunos espíritus prominentes pueden hacer la historia de una manera particular. 

La presencia de algunas lumbreras en ciertas áreas del gobierno, de la sociedad, de los distintos países, obedece al impulso de la Jerarquía para reforzar la evolución de la humanidad. Por otra parte, los vicios, las aberraciones y los comportamientos contrarios a la evolución, son también el fruto de las mismas energías actuando sobre vehículos corrompidos, cuyos efectos pueden desviar la evolución de todo un pueblo, y en estos casos es preciso que cada sociedad encuentre los mecanismos para integrar a los individuos marginados dentro de la etapa histórica que están escribiendo. El proceso de integración tiene que ver con la educación y con el equilibrio económico de sus integrantes, por lo que dos prioridades básicas en el ejercicio de la administración de los pueblos son la cultura y el bienestar social. El estudio de los Rayos nos lleva a comprender el porqué del Renacimiento, del oscurantismo, etc., el porqué de los problemas del presente siglo y nos permite inferir algo sobre el futuro de la humanidad. 

Los tres primeros Rayos constituyen los tres aspectos de la Personalidad del Padre, mientras que los cuatro restantes representan las múltiples formas en que los aspectos del Padre se manifiestan en los planos inferiores. El Uno es triple en su naturaleza y cuádruple en su manifestación. Si los Rayos de Aspecto constituyen las caras del Padre, los Rayos de Atributo o Secundarios son quienes originan la multiplicidad de formas de vida en todos los reinos. Los Rayos Primarios no se manifiestan de manera pura en el mundo de las formas, sino que lo hacen a través de los Rayos Secundarios que gradúan sus energías a una frecuencia que sea asimilable para las diferentes formas de vida del plano físico. La actividad de un Rayo Primario directamente sobre la humanidad, entorpecería su camino y desviaría los planes que se tienen preparados. Las diferentes personalidades encarnadas en la Tierra pertenecen a los Rayos Secundarios. Los vicios que manifiestan las personas no son manifestaciones puras, pues el Rayo del Alma aún no ha alcanzado el dominio pleno sobre la vida humana. 

Cada ser humano se ve impulsado en su vida principalmente por dos Rayos: el Rayo de la Personalidad que lo orienta en su vida externa, y el Rayo que gobierna la evolución de su Ser Interno, Yo Soy, el Rayo del Alma. Cuando hablamos del Rayo de la Personalidad nos referimos tanto a las personas no entrenadas como a las entrenadas, como dos aspectos distintos de manifestación de este Rayo. En el Rayo del Alma esta distinción no es necesaria, puesto que en las personas poco evolucionadas el Rayo del Alma no tiene mayor influencia en su vida, no obstante, existen mecanismos mediante los cuales alguien puede momentáneamente conectarse a su Rayo Inspirador. Cuando el hombre ha alcanzado cierto nivel de despertar espiritual, el Rayo del Alma compite con el Rayo la Personalidad para tomar el dominio de su vida y esta lucha se mantiene hasta que el hombre se convierte en un iniciado y, entonces, el Rayo del Alma empieza a dirigir su trabajo en el mundo de las personalidades. 

El Rayo de la Personalidad ha sido desarrollado por la propia evolución material del individuo, es decir, si bien el Rayo del Alma se determina en el momento mismo de la Creación de una corriente de vida, el Rayo de la Personalidad va cambiando en cada una de las encarnaciones del hombre a la tierra. Lo que determina el Rayo al que pertenece la personalidad de un individuo son los momentos cósmicos que acontecen en el instante del nacimiento, y por otra parte la educación que recibe de su familia. En ocasiones un individuo nace con determinado Rayo por influencias astrogenéticas, pero la educación que recibe inhibe totalmente las características de ese Rayo de nacimiento y lo impulsa a trabajar sobre otro. 

Lo anterior no sucede con el Rayo del Alma, pues este es una característica propia del individuo, desde el momento mismo de su nacimiento como Ser Espiritual. Recordemos que la creación de seres humanos y de cada criatura del Universo es hecha en oleadas de energía y semillas emanadas desde el centro del Sol Central. Así pues, el Rayo del Alma es invariable e inmutable, y tarde o temprano el hombre al reconocerlo se acercará al grupo que corresponde a su evolución espiritual. En las primeras etapas el iniciado debe dominar el Rayo de la Personalidad, debe descubrirlo, encauzarlo, hacer una perfecta expresión de su vida en la tierra, utilizar los aspectos positivos del mismo y neutralizar los aspectos negativos. 

Todo ser humano manifiesta un Rayo de Atributo y uno de Aspecto. Los Rayos Primarios trabajan sobre los aspectos derivados del Yo Soy, mientras que los Rayos de Atributo tienen su máxima expresión en la personalidad. Cuando el Rayo del Alma es un Rayo Secundario, su manifestación se siente principalmente en la personalidad y el Rayo de Aspecto tendrá mayor actividad sobre el Rayo de Atributo del discípulo. Cuando el discípulo va descubriendo cuáles son las manifestaciones de cada uno de los Rayos, entonces puede tener una idea clara de cuál es su camino espiritual. Cuando el ser humano ha sido creado espiritualmente bajo alguno de los Rayos de Atributo, este mismo Rayo será el que se manifieste en su personalidad, y no tendrá dificultad en encontrar cuál es este Rayo. Sin embargo, el Rayo del Alma no se le dará sino hasta que profundice lo suficiente a través de la meditación. 

En realidad son varios los Rayos que influyen sobre las personas, y a esto hay que sumarle las influencias que los mismos Rayos tienen sobre la raza humana, sobre el país en que se nace, sobre la ciudad, y aún aquel que ejercía mayor influencia en el momento de nacer. Todo esto constituye una combinación de fuerzas que sumadas y analizadas debidamente, pueden dar una explicación del porqué de las cambiantes personalidades humanas. Estos estudios complementados con la Psicología Metafísica pueden dar la explicación de los conflictos humanos. La historia de la civilización es el resultado de Fuerzas Cósmicas conjugadas e interactuando sobre un cúmulo de personalidades. La influencia favorable de las Energías Cósmicas predispone a ciertas personalidades humanas a desarrollarse notablemente, al grado de tener una influencia importante en la historia de los acontecimientos humanos. 

Así pues, los Ciclos Cósmicos garantizan que grandes porciones de humanidades sean exaltadas periódicamente, constituyendo un factor de equilibrio en la evolución de la humanidad. Sin embargo, cada ser humano tiene su propio desarrollo, y el que se hace consciente de las influencias cósmicas, empieza a dirigir su evolución y su futuro, lo que puede dar lugar a que se constituya en líder de la humanidad, independientemente de las fuerzas que provienen del cosmos. Eventualmente este será el caso para todos los seres humanos y hablaremos entonces de un despertar de la humanidad, que será el momento en que la sociedad humana pueda escribir su propia historia hasta cierto punto independiente de las fuerzas que inciden desde el exterior. ¡La Presencia de Dios los Ilumine, los Guíe y los Proteja!

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