La Verdad de la Vida es que no puedes desear algo que no pueda manifestarse
en algún lugar del Universo. Cuanto más intenso sea el sentimiento dentro del
deseo, tanto más rápido se logrará. No obstante, si alguien
es tan tonto como para desear algo que dañe a otro hijo de Dios, o a cualquier otra
parte de Su Creación, entonces pagará con discordia y fracaso en algún punto de
su experiencia de su vida.
Es muy importante
comprender que la intención de Dios para cada uno de sus Hijos es la abundancia
de toda cosa buena y perfecta. Él creó la Perfección y dotó a sus Hijos con ese
mismo Poder. Ellos también pueden crear y mantener la Perfección y expresar el Dominio
Divino sobre la Tierra y todo lo que ella contiene. La humanidad fue creada originalmente
a Imagen y Semejanza de Dios. La única razón por la que no manifiestan Dominio
es porque no usan su Autoridad Divina –esa con la cual todo individuo está
dotado y con la que debe gobernar su mundo-. Así, los seres humanos no obedecen
la Ley del Amor al no derramar paz y bendiciones a toda la Creación.
Esto ocurre porque los
seres humanos no se aceptan ni se reconocen a sí mismos como Templos del Más
Alto Dios Viviente, y por no mantener este reconocimiento sempiternamente. La
humanidad actual, en su aparente limitación de tiempo, espacio y actividad,
está en una condición muy semejante a la de una persona necesitada a quien se
le ofrece dinero. Si la persona necesitada no da un paso adelante y acepta el
dinero que se le ofrece, ¿cómo podría beneficiarse de lo que se le está
ofreciendo?
La masa de la humanidad
se encuentra hoy exactamente en este estado de conciencia, y así continuará
hasta que acepte al Dios en su corazón como el Dueño, el Dador y el Hacedor de
todo el Bien que puede entrar en su vida y mundo.
El ser personal de cada
individuo tiene que reconocer completa e incondicionalmente que la actividad
externa o conciencia humana no tiene nada propio. Hasta la energía por la cual
uno reconoce al Gran Dios Interno, es irradiada dentro del ser personal por el
Gran Ser Divino.
El Amor y alabanza al
Gran Ser Interno y la atención enfocada y mantenida en la Verdad, Salud, Libertad,
Paz, Suministro o cualquier otra cosa que puedas desear para un uso correcto, lo
traerás a tu uso y mundo, si lo mantienes persistentemente en tu pensamiento y
sentimiento conscientes, tan seguro como que hay una Gran Ley de Atracción
Magnética en el Universo.
La Eterna Ley de la Vida es: “Lo que tú piensas y sientes lo traes a la forma”, donde está tu
pensamiento, allí estás tú, porque tú eres tu conciencia. Lo que tú meditas, en
eso te convertirás.
Cuando permites que tu
mente albergue pensamientos de odio, condenación, lujuria, envidia, celos, crítica,
miedo, dudas o sospechas, y permites que estos sentimientos de irritación se
generen en ti, con toda seguridad tendrás discordia, fracaso y desastre en tu mente,
cuerpo y mundo. Mientras persistas en dejar que tu atención repose en tales pensamientos –bien sea
respecto a naciones, personas, lugares, condiciones o cosas-, estarás
absorbiendo esas actividades en la substancia de tu mente, tu cuerpo y tus
asuntos. De hecho, estarás obligándolas –forzándolas- a entrar en tu
experiencia.
Todas estas actividades
discordantes llegan al individuo y a su mundo a través de su pensamiento y
sentimiento. A menudo el sentimiento se activa antes de que uno sea
consciente del pensamiento captado por la conciencia externa, la cual puede
usarse para controlarlo; y esta clase de experiencia debería enseñarle al individuo
lo grande que es la energía contenida en sus múltiples creaciones que se ha
acumulado a causa del hábito.
La actividad sentimental
de la Vida es el punto menos protegido de la conciencia humana. Es la
energía acumulada mediante la cual los pensamientos son impulsados al interior
de la sustancia atómica, y es así como los pensamientos se convierten en cosas.
Déjame decirte con mucho énfasis la necesidad de vigilar los sentimientos, ya
que el control de las emociones juega el papel más importante de todos en la
Vida para mantener el equilibrio de la mente, la salud del cuerpo, y el éxito y
los logros en los asuntos y mundo del ser personal de cada individuo. Los pensamientos no pueden convertirse en
cosas hasta que son revestidos con el sentimiento.
El Espíritu Santo es la
parte sentimental de la Vida –Dios- la Actividad del Amor Divino o la Expresión
Materna de la Deidad. Por esto se dice que el pecado contra el Espíritu
Santo es el que trae mayor angustia, porque cualquier discordia en los sentimientos
rompe la Ley del Amor, que es la Ley del Equilibrio, la Armonía y la
Perfección.
El mayor crimen en el
Universo contra la Ley del Amor es la emisión casi incesante que hace la
humanidad de toda clase de sentimientos irritantes y destructivos.
Algún día la raza humana
se dará cuenta y reconocerá que las fuerzas siniestras y destructivas que se
manifiestan en la Tierra y en su atmósfera –generadas por los pensamientos y
sentimientos humanos- han entrado en los asuntos de los individuos o naciones
solamente por falta de control de las emociones en la experiencia personal
diaria de todos y cada uno de los individuos. Los pensamientos destructivos solo
pueden expresarse como acción, eventos, o convertirse en cosas físicas, a menos
que pasen por el mundo de los sentimientos, ya que es en esta fase de la
manifestación donde tiene lugar la fusión de los átomos físicos a partir de las
formas pensamiento.
Así como el ruido de
una súbita explosión causa un choque al sistema nervioso del que la escucha
–generando una sensación de temblor en la estructura celular del cuerpo-,
exactamente de la misma forma las llamaradas del sentimiento de irritación estremecen,
perturban y desarreglan la sustancia más sutil de la estructura atómica de la
mente, cuerpo y mundo de la persona que las envía –consciente o inconscientemente,
intencionalmente o no-.
El sentimiento
discordante es lo que produce las condiciones que llamamos desintegración, vejez,
falta de memoria y todas las demás fallas en el mundo de la experiencia humana. El
efecto sobre la estructura corporal es semejante al que se produciría sobre un
edificio, si el cemento que mantiene pegados los ladrillos recibiera golpes
repetidos y que cada día estos fueran aumentados. Este choque continuo
desharía las partículas componentes de la estructura, el edificio se vendría
abajo en una masa caótica y la forma dejaría de existir. Esto es lo que la
humanidad está haciendo constantemente a la estructura atómica de su cuerpo.
Darle expresión a los
pensamientos y sentimientos discordantes en uno mismo es el camino de menor
resistencia y es la actividad habitual del individuo sin desarrollo,
indisciplinado y testarudo, que se niega a comprender la “Ley de su propio
Ser” y llevar al ser personal –que no es más que su instrumento de
expresión- a obedecer dicha Ley.
Aquel que no pueda o no
quiera controlar sus pensamientos y sentimientos está en mal camino, ya que las
puertas de su conciencia están abiertas de par en par a las actividades
desintegradoras emitidas por las mentes y emociones de otros. No hace
falta ninguna fuerza, sabiduría o entrenamiento para dar paso a impulsos hirientes
y destructivos, y los seres humanos adultos que así se comportan son apenas
niños en su desarrollo del autocontrol.
Es una desdicha en la vida
de la humanidad que no se le enseñe a tener más control de las emociones –desde
la cuna a la tumba-. La mayor necesidad que hay en el mundo occidental hoy
en día es darle atención a este punto en particular. Es tan fácil ceder a
los pensamientos, sentimientos y actividades discordantes, porque la masa de la
humanidad está sumergida en un ambiente y una asociación creados en su
totalidad por ella misma.
El individuo, mediante
el control de su conciencia externa, tiene que hacer un esfuerzo para superar
esta condición usando su libre albedrío, para así trascender permanentemente estas
limitaciones; y nadie puede quitar de su vida y mundo la miseria, discordia y
destrucción en tanto que no controle sus propios pensamientos y sentimientos.
Con este control, él no permite que la Vida –que fluye a través de su mente y
cuerpo- sea calificada por la discordia que resulta de cada pequeña molestia
que ocurre en el mundo que lo rodea.
Al principio esta
disciplina requiere de un esfuerzo determinado y continuo, pues los pensamientos
y sentimientos del noventa y cinco por ciento de la humanidad corren tan libres
e incontrolados como un perro callejero. Sin embargo, no importa cuánto
esfuerzo sea necesario para poner estas dos actividades bajo control, vale la
pena todo el tiempo, energía y esfuerzo, ya que sin esto no puedes tener un
dominio real y permanente de tu vida y mundo.
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