miércoles, 20 de noviembre de 2019

Revelaciones Psicológicas y Espirituales

La Verdad de la Vida es que no puedes desear algo que no pueda manifestarse en algún lugar del Universo. Cuanto más intenso sea el sentimiento dentro del deseo, tanto más rápido se logrará. No obstante, si alguien es tan tonto como para desear algo que dañe a otro hijo de Dios, o a cualquier otra parte de Su Creación, entonces pagará con discordia y fracaso en algún punto de su experiencia de su vida.

Es muy importante comprender que la intención de Dios para cada uno de sus Hijos es la abundancia de toda cosa buena y perfecta. Él creó la Perfección y dotó a sus Hijos con ese mismo Poder. Ellos también pueden crear y mantener la Perfección y expresar el Dominio Divino sobre la Tierra y todo lo que ella contiene. La humanidad fue creada originalmente a Imagen y Semejanza de Dios. La única razón por la que no manifiestan Dominio es porque no usan su Autoridad Divina –esa con la cual todo individuo está dotado y con la que debe gobernar su mundo-. Así, los seres humanos no obedecen la Ley del Amor al no derramar paz y bendiciones a toda la Creación.

Esto ocurre porque los seres humanos no se aceptan ni se reconocen a sí mismos como Templos del Más Alto Dios Viviente, y por no mantener este reconocimiento sempiternamente. La humanidad actual, en su aparente limitación de tiempo, espacio y actividad, está en una condición muy semejante a la de una persona necesitada a quien se le ofrece dinero. Si la persona necesitada no da un paso adelante y acepta el dinero que se le ofrece, ¿cómo podría beneficiarse de lo que se le está ofreciendo?

La masa de la humanidad se encuentra hoy exactamente en este estado de conciencia, y así continuará hasta que acepte al Dios en su corazón como el Dueño, el Dador y el Hacedor de todo el Bien que puede entrar en su vida y mundo.

El ser personal de cada individuo tiene que reconocer completa e incondicionalmente que la actividad externa o conciencia humana no tiene nada propio. Hasta la energía por la cual uno reconoce al Gran Dios Interno, es irradiada dentro del ser personal por el Gran Ser Divino.

El Amor y alabanza al Gran Ser Interno y la atención enfocada y mantenida en la Verdad, Salud, Libertad, Paz, Suministro o cualquier otra cosa que puedas desear para un uso correcto, lo traerás a tu uso y mundo, si lo mantienes persistentemente en tu pensamiento y sentimiento conscientes, tan seguro como que hay una Gran Ley de Atracción Magnética en el Universo.

La Eterna Ley de la Vida es“Lo que tú piensas y sientes lo traes a la forma”, donde está tu pensamiento, allí estás tú, porque tú eres tu conciencia. Lo que tú meditas, en eso te convertirás.

Cuando permites que tu mente albergue pensamientos de odio, condenación, lujuria, envidia, celos, crítica, miedo, dudas o sospechas, y permites que estos sentimientos de irritación se generen en ti, con toda seguridad tendrás discordia, fracaso y desastre en tu mente, cuerpo y mundo. Mientras persistas en dejar que tu  atención repose en tales pensamientos –bien sea respecto a naciones, personas, lugares, condiciones o cosas-, estarás absorbiendo esas actividades en la substancia de tu mente, tu cuerpo y tus asuntos. De hecho, estarás obligándolas –forzándolas- a entrar en tu experiencia.

Todas estas actividades discordantes llegan al individuo y a su mundo a través de su pensamiento y sentimiento. A menudo el sentimiento se activa antes de que uno sea consciente del pensamiento captado por la conciencia externa, la cual puede usarse para controlarlo; y esta clase de experiencia debería enseñarle al individuo lo grande que es la energía contenida en sus múltiples creaciones que se ha acumulado a causa del hábito.

La actividad sentimental de la Vida es el punto menos protegido de la conciencia humana. Es la energía acumulada mediante la cual los pensamientos son impulsados al interior de la sustancia atómica, y es así como los pensamientos se convierten en cosas. Déjame decirte con mucho énfasis la necesidad de vigilar los sentimientos, ya que el control de las emociones juega el papel más importante de todos en la Vida para mantener el equilibrio de la mente, la salud del cuerpo, y el éxito y los logros en los asuntos y mundo del ser personal de cada individuo. Los pensamientos no pueden convertirse en cosas hasta que son revestidos con el sentimiento.

El Espíritu Santo es la parte sentimental de la Vida –Dios- la Actividad del Amor Divino o la Expresión Materna de la Deidad. Por esto se dice que el pecado contra el Espíritu Santo es el que trae mayor angustia, porque cualquier discordia en los sentimientos rompe la Ley del Amor, que es la Ley del Equilibrio, la Armonía y la Perfección.

El mayor crimen en el Universo contra la Ley del Amor es la emisión casi incesante que hace la humanidad de toda clase de sentimientos irritantes y destructivos.

Algún día la raza humana se dará cuenta y reconocerá que las fuerzas siniestras y destructivas que se manifiestan en la Tierra y en su atmósfera –generadas por los pensamientos y sentimientos humanos- han entrado en los asuntos de los individuos o naciones solamente por falta de control de las emociones en la experiencia personal diaria de todos y cada uno de los individuos. Los pensamientos destructivos solo pueden expresarse como acción, eventos, o convertirse en cosas físicas, a menos que pasen por el mundo de los sentimientos, ya que es en esta fase de la manifestación donde tiene lugar la fusión de los átomos físicos a partir de las formas pensamiento.

Así como el ruido de una súbita explosión causa un choque al sistema nervioso del que la escucha –generando una sensación de temblor en la estructura celular del cuerpo-, exactamente de la misma forma las llamaradas del sentimiento de irritación estremecen, perturban y desarreglan la sustancia más sutil de la estructura atómica de la mente, cuerpo y mundo de la persona que las envía –consciente o inconscientemente, intencionalmente o no-.

El sentimiento discordante es lo que produce las condiciones que llamamos desintegración, vejez, falta de memoria y todas las demás fallas en el mundo de la experiencia humana. El efecto sobre la estructura corporal es semejante al que se produciría sobre un edificio, si el cemento que mantiene pegados los ladrillos recibiera golpes repetidos y que cada día estos fueran aumentados. Este choque continuo desharía las partículas componentes de la estructura, el edificio se vendría abajo en una masa caótica y la forma dejaría de existir. Esto es lo que la humanidad está haciendo constantemente a la estructura atómica de su cuerpo.

Darle expresión a los pensamientos y sentimientos discordantes en uno mismo es el camino de menor resistencia y es la actividad habitual del individuo sin desarrollo, indisciplinado y testarudo, que se niega a comprender la “Ley de su propio Ser” y llevar al ser personal –que no es más que su instrumento de expresión- a obedecer dicha Ley.

Aquel que no pueda o no quiera controlar sus pensamientos y sentimientos está en mal camino, ya que las puertas de su conciencia están abiertas de par en par a las actividades desintegradoras emitidas por las mentes y emociones de otros. No hace falta ninguna fuerza, sabiduría o entrenamiento para dar paso a impulsos hirientes y destructivos, y los seres humanos adultos que así se comportan son apenas niños en su desarrollo del autocontrol.

Es una desdicha en la vida de la humanidad que no se le enseñe a tener más control de las emociones –desde la cuna a la tumba-. La mayor necesidad que hay en el mundo occidental hoy en día es darle atención a este punto en particular. Es tan fácil ceder a los pensamientos, sentimientos y actividades discordantes, porque la masa de la humanidad está sumergida en un ambiente y una asociación creados en su totalidad por ella misma.

El individuo, mediante el control de su conciencia externa, tiene que hacer un esfuerzo para superar esta condición usando su libre albedrío, para así trascender permanentemente estas limitaciones; y nadie puede quitar de su vida y mundo la miseria, discordia y destrucción en tanto que no controle sus propios pensamientos y sentimientos. Con este control, él no permite que la Vida –que fluye a través de su mente y cuerpo- sea calificada por la discordia que resulta de cada pequeña molestia que ocurre en el mundo que lo rodea.

Al principio esta disciplina requiere de un esfuerzo determinado y continuo, pues los pensamientos y sentimientos del noventa y cinco por ciento de la humanidad corren tan libres e incontrolados como un perro callejero. Sin embargo, no importa cuánto esfuerzo sea necesario para poner estas dos actividades bajo control, vale la pena todo el tiempo, energía y esfuerzo, ya que sin esto no puedes tener un dominio real y permanente de tu vida y mundo.

Extracto del Libro “Misterios Develados”, Enseñanzas del Maestro Ascendido Saint Germain.

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